SER OPOSITOR, ser rebaño
Antes éramos sujetos de la realidad; hoy somos sujetos de la realidad de los medios. Y los medios han logrado inocular breves y contundentes juicios en muchas mentes argentinas. A fuerza de machacar han logrado que una parte de la clase media se instale en la oposición; hoy SER OPOSITOR ha pasado a SER REBAÑO. Es una manera de fanatismo, de fruición, tan necia como su contrario el fanatismo oficialista.
El opositor no tolera una postura crítica, reflexiva, de tonalidades, de matices, no tolera consideraciones ni balances… nada sirve dirá; más: no soporta ni escuchar ni leer nada que tenga autoría de gobierno; es destituyente de la figura presidencial ya desde la mirada…
el opositor cambia de canal.
El opositor dirá: no existe. El opositor no mirará la TV Pública, por las dudas. Ciertos diarios los mirará de reojo, y determinará que pertenece a una radio; clavará su dial. Construirá su identidad política [pobre identidad] desde el ser opositor.
Es natural… es culturalmente natural, que el poder hegemónico haya logrado instalar en mucha gente, sobre todo en clase media, media alta y media baja, el pensamiento único, el pensamiento del rebaño, y cuando se entra en crisis, en estampida, el rebaño se transforma en manada. Es la cultura del prejuicio.
Pasó con el fascismo, con los nazis. Y no es una cuestión de riqueza o pobreza; es una cuestión de pensamiento e ideología. La manada que hizo omisión y negación ante los vejámenes y el horror muchas veces prospera en las clases medias pudientes, en las altas, y también en las medias bajas. Y no se corresponde con la pobreza. El nazismo fue más nazismo cuando le iba muy bien en su poder bélico y económico.
Aquel pensamiento único que volvió loco [cariñosamente] a Nietzsche y luego a Heidegger… y a tantos otros filósofos incluído el magnífico Sartre [el hombre es “habitado” por una realidad de medios], ese pensamiento único que instalan los medios [sabemos que pertenecen a los mismos grupos y los mismos intereses mercantiles] y que se inocula en las mentes, en el cerebro vivo de los argentinos.
Exagerando un poco, podemos decir al modo de Don Martín H, el gran filósofo del siglo XX, que no pensamos, sino que somos pensados; por los medios. Es que el pensamiento y la reflexión requieren de cierta lentitud y bastante constancia en un propósito, cosas no cultivadas por los medios globalizados. ¿Y quién nos piensa desde los medios? Por supuesto que el sujeto del poder económico y el privilegio; sus dueños.
Y se manifiesta en muchos compatriotas devoradores de la TV en frases contundentes que dan por sabido algo… “todo el mundo sabe que…” y que se repite como quien masca un chicle, algo así como un comportamiento de rumiantes. Se habla… se dice… se usa… se hace…se habla de “la soberbia” de Cristina, como en viejos tiempos era la “lentitud” de tortuga de Illia [que ocultaba que lo que molestaba al privilegio era la firmeza y obstinación de determinados propuestas nacionales soberanas]… dicen esto y se quedan muy tranquilos…. como cuando antes decían “por algo será….”
Son los seguidores de “la valija” en capítulos, como telenovela, siempre más dispuestos a creerle a la corte de Miami que a nuestros jueces [bueno, como Magdalena]… o los alarmados por “el precio del tomate”… o que repetían “los llevan por un sanguche”… aunque este último estereotipo aflojó desde que los ruralistas marcharon a las rutas, a Rosario y a Buenos Aires… ¿recuerdan el grito de la Avenida Figueroa Alcorta?
Es notable cómo se puede instalar una imagen para producir inducción negativa y vacío mental acompañado claro está de una reacción emocional adversa, casi de odio [y de odio mayúsculo en muchos] hacia figuras que en todo caso no pueden ser sancionadas más que por ciertos atributos populistas y por una arrogancia pueril pero que plantean la redistribución de la riqueza [concepto que hoy es más subversivo que un libro de Marx o la imagen del Che]… en fin… es curioso que muchos argentinos medios están más cómodos saliendo a defender los privilegios de los ricos que a reflexionar sobre las carencias de los pobres.
De un detalle se arma un juicio de valor; de un estilo arrogante [Cristina] el juicio de la soberbia; de unos párpados caídos [Illia] la imagen de la lentitud y la ineficiencia… cultura de lo superfluo que ha vaciado contenidos y muchas mentes andan por ahí… como decía Heidegger, como rebaño, pensados, hablados y actuados, hoy por la tele, por la radio, por los diarios.
Pero hay un antídoto; frente a la angustia o el aburrimiento, cuestionadores del ser, frente al pensamiento formateado de la globalización mediática, frente al pesimismo de la inteligencia capturada, frente a todo esto, la recuperación del deseo y el optimismo de la voluntad, dirá Gramsci.
Gustavo González Ramella
Para el debate sobre Ley de Medios Audiovisuales
Carta Abierta Necochea
sábado, 11 de octubre de 2008
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