Carta Abierta Necochea: lunes, octubre 20, 2008

Palabras leídas en el homenaje a Nicolás Casullo que dedicó Carta Abierta Necochea como parte de la Charla Debate, celebrada el viernes 17 de octubre de 2008
Hace un par de semanas, tan solo, él extendía aún su mano a los compañeros de Carta Abierta, para ayudarlos a cruzar hasta la imposible otra orilla del laberinto: Estaba –por entonces- discutiéndose con cuál, por dónde y cómo atravesaría este espacio recién fundado las engañosas opciones de la realidad. Iba a salir la Carta Abierta IV. Y les dijo entonces Nicolás a sus redactores: “Me parece que hay que preocuparse por nuestra escritura, que ha sido una de nuestras columnas fundadoras. (...) Sin duda hay algo de “Escritura” (santa) en Carta Abierta: de una historia que cuenta un texto, más que un texto que cuenta una historia. Esta manera de buscar la forma de la verdad a través de una historia que se hace presente por una escritura, esta creencia en el texto que “no sólo funda la historia sino que en gran parte la redime” –como supo también decirlo Nicolás-, tiene algo de la sabiduría profunda y milenaria de los escribas bíblicos y de las propias raíces de la política. Y ahora que él se fue una madrugada para dirimir la eternidad con sus abuelos obispos metodistas; ahora que el dolor de sus compañeros, de sus alumnos, de sus amigos no cabe dentro del espacio de la Biblioteca, ni de Carta Abierta, ni de los innúmeros cafés de Buenos Aires, ni de este país nuestro al que Nicolás Casullo le dio su ilustre desinterés y aún su obligada ausencia, ahora nos toca pensar que –probablemente- él no haya conocido a ninguno de los que hoy llenamos de gris desconsuelo el andén de su partida.Y sin embargo sabemos que nos intuyó, que nos supo de cerca, desde aquella época en que la única militancia posible de la época lo llevó hasta la revista “Humor”, y semana tras semana –con el pensamiento y la acción y acechado por el peligro- nos dedicaba puntualmente desde la tapa de aquella revista de mágica sobrevivencia. Por aquella grieta abierta en el muro de la dictadura respirábamos un aire salvador –invencible en su inteligencia-, que usaba la mordacidad y el sarcasmo para escarnecer la crueldad y la perversión de los dictadores.Inteligente, la “Humor”. Y tanto, que la censura de los vándalos no alcanzaba siquiera a percatarse de su discurso subversivo.A los argentinos nos conoció bien Nicolás Casullo. Porque él mismo fue uno de esos argentinos clásicos, despabilados y generosos. Y si a unos los había conocido y acompañado a pensar desde “Humor”, a otros los había conducido desde sus libros, desde la cátedra, desde esa característica inalienable de maestro y de buen tipo, que así también se lo extraña y se lo recuerda. Una síntesis de Casullo –que nos proporcionó a raíz de la rebelión agraria-, nos exime de enfatizar su lucidez. Dijo entonces: “Los medios, que evidentemente forman parte del establishment, se han convertido en los reales partidos de derecha”. Y nos dejó una madrugada, hace pocos días, tal vez para escudriñar la eternidad de sus abuelos pastores metodistas. Y a nosotros nos quedó ese triste gusto argentino de pensar que no habrá dios ni pastor metodista en esta parte del mundo, que nos ayude a pensar tan amistosamente como lo hizo Nicolás.Allá estará, pues, en una esquina inevitable del Universo, con su jopo aflequillado, haciéndoles a sus abuelos, los pastores –reyes magos de su infancia- la presentación del gordo Soriano –con su gato- y del negro Fontanarrosa –vestida su alma con la camiseta de Central-, para contarles que en un lugar de vientos del sudeste de Buenos Aires, los amigos de Carta Abierta Necochea y hasta los que no lo son, le regalaron –nunca tarde- un aplauso así de grande. Alicia Padula

Carta Abierta Necochea

lunes, 20 de octubre de 2008

Homenaje a NICOLAS CASULLO en Necochea

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