domingo, 12 de abril de 2009

NOTICIEROS Y SALUD MENTAL

INFORMATIVOS Y SALUD MENTAL

Dice TN: Dengue, CADA DÍA PEOR
[o el terrorismo mediático]

Para quienes nos movemos en el mundo de las ciencias humanas va tomando consistencia el concepto de que los medios de comunicación [en realidad, hoy, de formación de opinión] pueden dañar la salud emocional y mental de la gente y perturbar el humor comunitario cuando construyen la realidad desde la violencia o simplemente desde lo mendaz o destructivo. La conciencia normal apela a la realidad en un balance de emociones constructivas, positivas, y emociones destructivas, negativas. Un estudio en marcha en el Consultorio Externo de un hospital de Salud Mental del sudeste de la Provincia de Buenos Aires muestra el grado de afectación emocional relacionado con los informativos de la tele (*).

Tres cosas sobresalen en las primeras conjeturas acerca del trabajo citado.
La primera, que el grado de afectación emocional subjetiva ante los informativos de TV es mayor cuanto más normal es la persona. Indicaría que si estudiáramos a la gente de la calle, al simple, daría resultados parecidos y conformaría el estado de ánimo colectivo, promedio, de nuestra sociedad del sudeste de la provincia.
Una segunda cuestión, a explorar e investigar con más detenimiento, es el modo de alteración psíquica, cognitiva-emocional ante la presentación de formas y contenidos en los informativos, así como la interpretación que el sujeto hace de esa realidad mediatizada. Hay quienes refieren que saben que su afectación tiene relación a la angustia producida por la exposición permanente de noticias trágicas, desesperantes, pesimistas [Dengue, cada día peor, como le gusta a TN, por ejemplo] pero que sienten que no pueden sustraerse y quedan pegados a la pantalla… y esto aún a sabiendas [lo que llamamos conciencia ineficaz] que puede ser una exageración, una manipulación de la realidad con intereses desconocidos, o simplemente para producir rating. Esta cuestión naturalmente nos lleva a pensar en los fenómenos adictivos de índole emocional doloroso que no necesariamente tienen que ver con el conocido masoquismo descrito por la psicología y la psiquiatría tradicional.
Una tercera observación que se desprende de este estudio de los dichos espontáneos de los/las pacientes es que la mayoría hoy evita los informativos cuando puede elegir [no es fácil para una ama de casa elegir el canal cuando su marido o algún hijo se instala frente a la TV] o elige noticieros más ecuánimes y “tranquilos”, menos trágicos e inquietantes, como el de la TV Pública; una verdadera anomalía en el panorama mediático monopólico privado la existencia del canal 7 del Estado

Un interrogante interesante que se hacen los autores del estudio citado surge del hecho observable que consiste en que el núcleo de afectación emocional tiene que ver con el núcleo de las llamadas emociones morales: angustia, culpa, vergüenza, odio, violencia compasiva. El papel clave jugado por estos sentimientos en la construcción y sostén de la identidad y la personalidad ha sido debidamente fundamentada por autores argentinos, entre ellos los aportes del Dr Francisco Berdichevsky quien remarca el rol del eje rector de la identidad nacional en la trama de la personalidad.

Armar y ocultar; las consignas de los medios en la Argenina de hoy

Hay un nivel del buen sentido [para no llamarlo sentido común] que nos dice, como en la calle habla el simple, si hay buena leche detrás de un programa televisivo. Es decir: si presenta TN [grupo Clarín] a todo cartel DENGUE, CADA DÍA PEOR en letra catástrofe, el hombre y la mujer promedio argentina podrá resignificar esta frase de diferentes modos; diversas connotaciones e intenciones se le puede adjudicar a este titular. Una podría ser el disfrute y goce en poder mostrar, exhibir al público una construcción de la realidad cada día más amenazante y sacada de un contexto más global mundial; la intención sería entonces cuanto peor, mejor. Poner en la calle una agenda de terror [como la inseguridad] que desde una mirada superficial dé cuenta de un fenómeno sin analizarlo a fondo, sin contextos que expliquen dicho fenómeno [ej características del dengue, tropicalización, extensión mundial del fenómeno, aspectos educativos preventivos, etc] con intenciones de crear un mayor malestar y un estado de miedo que reclame arcaicas necesidades represivas de orden y control.

Cabe preguntarnos, entonces, si la persistencia y sofisticación de la tragedia televisiva es producto del viejo amarillismo periodístico inescrupuloso o de un nuevo modo de trabajar de la oposición, lo que se ha dado en llamar el partido de la nueva derecha con una intencionalidad bastante notoria: descalificar y destituir todo lo que pueda relacionarse al gobierno y la política oficial puesta al servicio de la reconstrucción del Estado Nación. Yendo un poco más lejos en la especulación podríamos pensar que esta intención y propósito de los grandes medios [TN grupo Clarín, De Narváez - América Medios, grupo La Nación, Prisa – Continental, para nombrar sólo algunos grupos de poder económico] conforman una frenética oposición a la fuerte decisión del gobierno de avanzar con la democratización de los medios monopolizados desde la dictadura y en particular durante el menemismo neoliberal.

Cuanto peor, mejor

Cuanto peor, mejor… parecen decir… lo que antes se decía en los ámbitos ultras destituyentes como estrategia revolucionaria hoy es el denominador común de quienes intentan restituir el conservadorismo neoliberal. Si es así, y si semejantes mensajes destituyentes nacen de una estrategia de crear miedo y desesperanza en la sociedad para debilitar el apoyo popular, estamos en una treta ideológica muy pesada, que en términos éticos podría ser llamada por el gran Umberto de El nombre de la rosa como las tretas del Maligno.
Pero si de esto se tratara, y si ese maligno está encarnado en el monopolio de los medios, es muy interesante cómo la historia nos brinda oportunidades a nuestra inteligencia para burlarlo.

Ideología; lo bueno y lo malo

Decía Krishnamurti: uno de los males del siglo XX es olvidar que la maldad existe. ¿Qué pensamos nosotros, los intelectuales, ante la figura ética del maligno? Si fuera verdad lo dicho por aquel pensador, bien vale que nos detengamos a desentrañar al Mal hoy: sus intenciones, sus modos, sus acechanzas, sus disfraces ideológicos; para derrotarlo. Hemos sido a menudo pacatos a la hora de hablar y pensar en términos del Bien y del Mal. Nos sentimos más cómodos cuando hablamos de ideología y salvamos al portador de ideas retrógradas de cualquier connotación ética que roce la maldad. Decimos: es una buena persona con una ideología equivocada ¿o no? No nos cae bien a los hombres de ciencia considerar demasiado las cuestiones de lo bueno y lo malo.
Curiosamente los norteamericanos, por ejemplo la psiquiatría oficial de EEUU, no eluden hablar del Mal cuando señalan a sus enemigos ideológicos. Ellos son más prácticos, para defender lo suyo, claro. Por ejemplo el Che Guevara no habría sido solamente un adversario ideológico y un guerrillero, sino que además, y en primer lugar, habría sido un hombre malo para ellos. Es curioso que una sociedad donde se repiten hechos de asesinatos a niños en escuelas, ametrallamientos de jóvenes en universidades, a ancianos en asilos, a inmigrantes en hogares, a víctimas seriales… no desespere de su modelo y no se nutran sus noticieros de estas muestras de inseguridad. El índice de crímenes en EEUU sería superior al de Argentina y al promedio de América del Sur. Sabemos que más del 80 % de las noticias y datos que circulan por los medios son embalados en el Norte para el mundo entero. Es una tarea y un desafío interesante para los intelectuales argentinos hoy estudiar más a fondo estos complejos fenómenos culturales de calificación y de dominación desde el poder hegemónico. Desentrañar por ejemplo los mecanismos del poder del norte para hacernos sentir que somos una porquería y que nuestra estima nacional tiene la estatura de una errática sociedad perezosa y mestiza. Y cómo interiorizamos estas imágenes y conceptos sin un proceso de re significación. En otras palabras: cómo mordemos el anzuelo tan fácilmente. Claro que los cómplices de este accionar del privilegio están aquí, entre nosotros, y no en el norte. Y tienen expresión política concreta. No es casual que un De Narvaez socio de una corporación de medios [América Medios] se presente como la solución a la inseguridad.

Sobre cómo derrotar al terrorismo de TN y del grupo CLARÍN
para el bien de la SALUD MENTAL

Muy comprometida nuestra tarea, claro, ya que gran parte del privilegio hoy juega sus cartas a derrotar cualquier medida popular y mantener en sus garras afiladas el poder, la propiedad de estos llamados medios de comunicación. Resistirán de variadas formas al gobierno ya que no quieren resignar el privilegio de ser la usina de opinión, los formadores del pensamiento colectivo.
Sabemos que enfrentamos a un núcleo duro del poder económico ligado directamente a lo que se llama intereses agromediáticos, y quienes no lo saben [muchos aún no lo saben o se hacen los osos y reniegan de una parte de sus conciencias] es bueno que abran los ojos ya que aquí no se juega un gobierno y un partido, sino un modelo de país y de continente, América del Sur, y ya no lo decimos desde la ética de la ciencia y la realidad sino desde la ética ideológica y política.

Pues bien, los que estamos del lado del humanismo, del campo popular, y con la responsabilidad de buscar caminos reales de prosperidad nacional y emancipación popular, tenemos una responsabilidad grande, un compromiso, cual es el derrotar a este Goliat grotesco y dañino, TN [grupo Clarín] y sus socios. Se trata de cortar los tentáculos del pulpo; más, de apuntar al cuerpo del pulpo con la sagacidad que nos confiere el conocimiento, para que no nos dañe más.

Sabemos que no es fácil, pero es muy posible

Es cuestión de transformar el hastío de la gente hacia la realidad en hastío hacia los medios que le inoculan determinada versión de la realidad. Desnudando sus propósitos mezquinos, minoritarios, y sus operaciones y modos de engaño psicológico. Nada más simple y evidente dirán algunos, ni tan complejo y oscuro dirán otros.
Una tarea apasionante: sobre cómo desde el campo popular los intelectuales podemos desbaratar y derrotar a quienes ahogan el progreso y la justicia social.

Hay que derrotar al dengue y a los medios monopólicos

Claro que al dengue hay que derrotarlo, y por sus razones estructurales. Una de las razones estructurales del dengue es el poder monopólico de los medios de comunicación en manos de una minoría que no quiere cambios económico sociales de fondo, ni distribución de la riqueza, y que esconde los adelantos culturales y científicos a las mayorías para que no cuenten con el conocimiento de la realidad [realidad real] y no puedan transformarla. Los factores protectores y preventivos del dengue están íntimamente ligados al conocimiento, a pautas de higiene y prevención, a condiciones de vida básicos dignos, al combate contra el mosquito que transmite el virus. Las causas estructurales de la pobreza no son llevadas a la reflexión por los medios de comunicación líderes ya que estos mismo medios forman parte del privilegio.

¿Qué podemos hacer los intelectuales de la Salud Mental al respecto, hoy?
En el campo más restringido de la Psiquiatría han quedado grandes tareas postergadas y hemos hecho pocos aportes en estas últimas décadas del cerebro a la comunidad en términos psico-sociales.
En el campo más amplio de la Salud Mental y de la Salud en general, los trabajadores de la salud, médicos, psicólogos, asistentes sociales, terapistas, enfermeros, y tantos otros, podemos retomar los grandes temas y las grandes luchas, la gran narrativa de otros tiempos, con la creatividad y la pasión de nuestros maestros y la tradición argentina en Latinoamérica.

Gustavo González Ramella
Carta Abierta Necochea

(*) Trabajo a presentarse en el Congreso de Salud Mental [APSA] a realizarse en Mar del Plata 23, 24, 25 y 26 de abril próximo. Mesa Redonda “Medios de Comunicación y Salud Mental” González Ramella G., Berdichevsky Linares F., Ramírez B. y otros; Necochea marzo/2009.